«La lógica de la OTAN debe actualizarse con urgencia»: Michael Marder sobre la guerra en Ucrania

El filósofo Michael Marder, autor entre otras obras de Chernóbil Herbarium y El vertedero filosófico (junto con la artista francesa Anaïs Tondeur), ha publicado un nuevo texto con más reflexiones sobre la invasión rusa de Ucrania. En el primero de sus artículos sobre el conflicto, «Redención vegetal: la mujer ucraniana y los soldados rusos», Marder hablaba de la vida más allá de la guerra, más allá de la humanidad, en el germinar de las semillas. En esta ocasión, en el texto publicado en Philosophers for Ukraine, este pensador nacido en Rusia endurece su tono para condenar la inacción ante la amenaza global de otro desastre nuclear. Compartimos este artículo traducido a continuación:

Pensar frente a la guerra

Desde el comienzo de la horrible invasión de Ucrania por parte de Putin, me ha resultado difícil pensar con claridad. Esta vez, la guerra ha golpeado demasiado cerca de casa. Literalmente. Más de la mitad de mi familia viene de Ucrania. Las raíces de mi padre están en Nikopol, ubicada a cien kilómetros al suroeste de Dnipro. Mi abuelo materno era de Berdychiv, donde la mayor parte de su familia pereció en el Holocausto. Mi bisabuelo, también del lado materno del árbol genealógico, era de Poltava. Chernóbil, que junto con la planta de energía nuclear de Zaporizhia ha sido salvaje e imprudentemente atacada por las fuerzas de ocupación rusas, ha dejado un rastro indeleble en mi propia biografía, como es evidente en el libro Chernóbil Herbarium, creado junto a la artista francesa Anaïs Tondeur. Me preocupo constantemente por familiares, amigos y colegas en Ucrania, así como por todo el pueblo ucraniano que se ha visto en una situación insoportablemente difícil, atrapado entre una Rusia cada vez más beligerante y un Occidente que expresa verbalmente su apoyo pero que poco hace para proteger a la población civil de Ucrania dentro de las fronteras de este país soberano.

Sin embargo, debemos pensar. Y, en este sentido, las declaraciones vacías de apoyo a Ucrania o las denuncias formales de la agresión de Putin son insuficientes.

Un ejemplo concreto de pensamiento frente a la guerra actual tiene que ver con el significado mismo de una amenaza nuclear y de los ataques sin precedentes a las instalaciones nucleares por parte de las fuerzas armadas rusas. La posición no intervencionista de la OTAN, que se define a sí misma como una organización defensiva para sus miembros, se basa en una idea obsoleta de defensa territorial. Implica que una amenaza es claramente localizable en el espacio y limitada en el tiempo; por tanto, toda respuesta estará indexada a su naturaleza circunscrita. Sin embargo, el sentido de una amenaza nuclear es muy diferente, y no importa si tiene que ver con el despliegue de armas atómicas o con bombardeos que pongan en peligro la seguridad de los reactores nucleares en una planta de energía. Aquí, las consecuencias no se limitan en el espacio al territorio nacional ni en el tiempo a la duración de la actividad militar. Una lluvia radiactiva en Zaporizhia podría afectar a Rumanía y Bulgaria, Polonia y los países bálticos, así como a Europa Central, como mínimo. Se extendería no solo a las poblaciones humanas actuales, sino también a generaciones futuras y a ecosistemas enteros. La lógica tras las actividades defensivas de la OTAN debe actualizarse con urgencia para tener en cuenta situaciones en que los países miembros se encuentran en riesgo extremo, independientemente de si las bombas caen o no en su territorio nacional.

No hay justificación en el mundo que exima a los filósofos de “pensar al instante” en tales circunstancias.

Michael Marder



Michael Marder es profesor de investigación Ikerbasque en el departamento de filosofía en la Universidad del País Vasco. Trabaja en la tradición fenomenológica de la Filosofía continental, pensamiento ambiental y filosofía política. Una de sus preocupaciones son las cuestiones éticas que rodean la vida vegetal. Ha desarrollado una filosofía con respecto a las plantas en la que argumenta que es necesario colocar esta forma de vida a la cabeza de las preocupaciones ontológicas y éticas y de la deconstrucción de la metafísica occidental. Recientemente, ha escrito sobre las implicaciones éticas de lo que él nombró el “pensamiento vegetal”. www.michaelmarder.org

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