«Necromáquina»: los engranajes de un sistema que normaliza la muerte y la violencia

La Dra. Rossana Reguillo (ITESO) ofrece en la novedad de noviembre Necromáquina un recorrido por la evolución y características de las violencias sistematizadas en México desde 2006, inicio de la Guerra contra el Narco, hasta nuestros días, a la vez que rinde homenaje a un país en duelo. Sin embargo, esta obra es relevante más allá de México dado que su análisis del lenguaje y de los mecanismos de las violencias sistematizadas abarca, lamentablemente, todos los confines del globo. Ya disponible en librerías de España, de llegada inminente a liberías de México, y en formato ebook desde el 15 de noviembre.

Imagen cortesía de Cordelia Rizzo

En la imagen, un niño lee un pañuelo bordado. «Daniel Antonio Rodríguez, 18 años. (…) Después de subirse a un taxi con tres vecinos más desaparecen ninguno ha regresado… [sic]». Desde 2006, fecha en que el presidente Calderón declara la Guerra contra el Narco, México deviene centro de atención mediática por el exponencial número de muertes, desapariciones y, de forma especialmente siniestra, por su gran creatividad en las formas de violencia que se ejercen. En 2011, Rossana Reguillo propone el concepto de narcomáquina para aludir a la articulación de tres poderes: el económico, el político y el delincuencial. En 2018, la autora, que es doctora en Ciencias Sociales, docente e investigadora en ITESO Universidad Jesuita de Guadalajara, identifica una sistematización y naturalización de estas prácticas, tanto por parte de agentes criminales como estatales, de forma que acuña el término necromáquina para dar cuenta del cambio cualitativo entre ambos estadios y que define como «un aparato empresarial que no solamente produce muerte, sino —lo más terrible— procesos de socialización, formas de entender el mundo.»

«Lo que más me interesa es pensar, si no universalmente, digamos “mundialmente”, esta crisis por la que cada vez hay más cuerpos que no importan

Rossana Reguillo en la entrevista para El Salto Diario (18/11/2021)

En Necromáquina. Cuando morir no es suficiente, la autora recopila y ofrece nuevas herramientas conceptuales de análisis de las violencias estructurales del siglo XXI, aplicables a nivel global, en lo que resulta un imprescindible ejercicio de memoria del pasado reciente en México, que nombra y da voz a sus testimonios y víctimas, registra y relata traumas sociales difíciles de sanar.

Rossana Reguillo presenta y elabora conceptos aportados por Derrida, Deleuze y Guattari, Lévinas, Agamben o Badiou, marcos de referencia planteados por Benjamin o Arendt, con el concepto de necropolítica de Achille Mbembe como telón de fondo, con rigor académico y desde una escritura próxima y fluida, apto (e imprescindible) para público general.

«No es que la narcomáquina hubiese perdido su valor heurístico para trabajo en terreno, pero me parecía insuficiente para dar cuenta del crecimiento de la crueldad y la brutalidad sobre los cuerpos y, especialmente, […] la sistematicidad en las desapariciones que han ido en aumento.»

¿Por qué es pertinente esta obra más allá de México?

Si bien es cierto que las formas específicas de violencia ejercidas por ‘el narco’ en México son particulares a ese contexto y momento histórico, Rossana Reguillo apunta, en la transformación de la narcomáquina a la necromáquina, a ciertas tendencias extrapolables a cualquier situación y país: la relación miedo-medios-poder, las retóricas de la seguridad, las gramáticas de la violencia, el horrorismo (concepto de Adriana Cavarero).

No en vano, una de las primeras imágenes a las que hace referencia es la fotografía de Aylan Kurdi, el niño sirio de tres años ahogado en una playa del oeste de Turquía en 2015. Los procesos migratorios actuales nos dejan un sinfín de imágenes de violencia extrema ante las que el público deviene ya insensible, pues se han normalizado en los medios. Es la necromáquina en acción. Reguillo nos urge a estar atentos a estos procesos y, en la medida de lo posible, participar, contribuir, poner en marcha la contramáquina, de la que también ofrece ejemplos.

Algunos conceptos fundamentales

  • Dispositivo abismal: la expansión del terror hacia lo familiar, lo propio, lo conocido, hacia lo que se identificaba como «seguro» hasta poco tiempo atrás, incluyéndose a uno mismo. Reguillo parte de la definición de «lo siniestro» de Freud para dar cuenta del avance de la necromáquina en el día a día de la ciudadanía, en cuidadosa coordinación entre el miedo, los medios y el poder.  En palabras de la autora: «Llamo dispositivo abismal de la necromáquina a la densa y heterogénea red de articulaciones entre discursos, prácticas, instituciones y espacios que opera como una estrategia de producción de subjetividad cuyo fin último es el de asegurar la aceptación de la violencia como mandato en las relaciones desiguales de poder.»
  • Efecto borde:  concepto tomado de la ecología que hace referencia a las particularidades que se dan en la zona de contacto entre dos hábitats diferentes cuando se encuentran lado a lado en un ecosistema. Reguillo lo utiliza para «nombrar ese espacio que abren las violencias entre lo social y sus pactos, entre el estado y sus obligaciones, entre los imaginarios de una vida buena y el orden de lo legítimo cuando se enfrentan al espacio abierto por las violencias». Así, afirma que «la violencia brutal genera un efecto de borde en el que ha cambiado el lenguaje, las prácticas, la “normalidad” que colapsa.»

«Habíamos llegado a un borde en el que morir ya resultaba insuficiente para la narcomáquina, había que triturar, hacer daño, disolver; morirse ya no alcanza para saciar a una máquina de muerte.»

  • Violencia de facto vs. Violencia subjetivamente percibida: mientras que la primera es la violencia objetivamente producida, la segunda, la percepción de la violencia, juega un papel fundamental «en la expansión del miedo, de la indefensión y de la vulnerabilidad», pieza clave en el desarrollo de la necromáquina.
  • La condición juvenil y las violencias: ante una juventud en proceso de «desafiliación acelerada» (Reguillo 2007), fue fácil para el narco reclutar «un ejército de jóvenes desencantados, empobrecidos y en búsqueda de reconocimiento» que pasaron a ser las principales víctimas y victimarios. De nuevo, se puede trazar un paralelismo con los jóvenes migrantes, logrando siquiera conjeturar lo que esto va a significar en el futuro.
  • Necropolítica: concepto desarrollado por Achille Mbembe (2011) que Reguillo adopta como el contexto en el que ha sido posible desarrollar la narcomáquina y, por ende, la necromáquina, dado el vínculo entre el capitalismo tardío y el control de la violencia. «La necropolítca no es una metáfora», afirma Reguillo en su obra, al tiempo que procede a enumerar matanzas y masacres en el país entre 2014 y 2020 (ya fuera de la etapa conocida como ‘la Guerra contra el Narco’ en México).
  • Esquirlas de las violencias: metáfora utilizada por Reguillo para dar cuenta de los actos violentos que se extienden hasta niveles intolerables en la vida cotidiana de un país que convive con la muerte y el horror. Algunas de estas esquirlas pueden ser revulsivos para activar la contramáquina. «La urgencia en el paisaje requiere dos operaciones fundamentales: la producción de una nueva semiosis, aquella en que las violencias se conviertan en anomalía, y una reconquista del logos, posible a partir de darle nombre, rostro, drama, importancia a las “pequeñas” muertes que pasan todos los días.»
  • Rostridad: la necromáquina arrebata la identidad de sus víctimas, su rostro, en ocasiones literalmente. Devolver la humanidad, los rostos y los nombres de las víctimas deviene imperativo.
  • Pensar en tiempos forenses: la familiarización con la muerte ha abocado a la ciudadanía a pensar y actuar como forenses. La búsqueda y localización de cadáveres por cuenta propia, la desidentificación con las víctimas o el propio trato con «un aparato forense que colapsa frente al trabajo de la necromáquina». Es una faceta más de la propia necromáquina, de la deshumanización de los cadáveres, de la normalización de la violencia social, política y económica, además de la violencia de facto.

«Nombrar: Rubén Espinosa, 31 años, fotoperiodista; Nadia Vera, activista y gestora cultural, 32 años; Yesenia Quiroz, maquillista; Mile Virginia Martin, inicialmente identificada como “Nicole”, ciudadana colombiana, 29 años; Alejandra Negrete, empleada doméstica, 40 años. ¿Explicar? Imposible.»


Prensa y reseñas

Rossana Reguillo: “La violencia expresiva no busca un fin último sino que quiere mostrar su poder total” – Entrevista de Pablo Elorduy para El Salto Diario (18/11/2021)


Rossana Reguillo también ha publicado con Ned Ediciones:

¿Es posible hablar de insurrecciones 2.0?, ¿de nuevas formas de acuerpamiento social?, ¿de nuevas formas de protesta y organización colectiva? ¿Qué desafíos plantea la ola de insurrecciones que han irrumpido en la escena del siglo XXI? Este libro busca repensar las preguntas que nos hacemos en torno a las culturas políticas de los jóvenes y su acción colectiva. También reflexiona sobre la idea de sujeto y sus formas de expresión. Un sujeto que busca deslindarse de los determinismos, que sale a campo abierto, en plena tempestad sin certezas. Un sujeto que se arriesga no para decretar, sino para comprender, para asir lo inasible «garantizando su estatuto de inasible», como quería Lévinas.


Rossana Reguillo

(Guadalajara, México, 1955) Profesora Emérita en el ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara, investigadora del Sistema Nacional de Investigadores, CONACYT, Nivel III. Doctora en Ciencias Sociales por el CIESAS y la Universidad de Guadalajara. Académica, cronista y bloguera, activista de Derechos Humanos. Profesora invitada en diversas universidades. Tinker Visiting Professor en Stanford University (2001), Catedrática UNESCO en la Universidad Autónoma de Barcelona (2004); Andrés Bello Chair en NYU (2011). Autora de numerosos artículos en revistas especializadas y capítulos en libros colectivos y de varios libros como Culturas juveniles: formas políticas del desencanto (2012).

Algunos de sus libros publicados son: La construcción simbólica de la ciudad (1996), Estrategias del desencanto (2000), Los jóvenes en México (2010) y Culturas juveniles (2012). Con Ned Ediciones ha publicado Paisajes insurrectos (2017).

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